La base de la sonoterapia es el efecto de resonancia: dos estructuras vibratorias se unen y generan un movimiento en sincronía. El sonido actúa en toda la estructura celular, y al inducir un estado profundo de relajación, ayuda a equilibrar los hemisferios cerebrales, lo cual mejora el funcionamiento glandular.
Estudios científicos han demostrado que determinados patrones de sonido pueden activar áreas neuronales y sumar en el tratamiento de enfermedades como el párkinson. Por ello, son cada vez más los médicos que incluyen música y sonidos para aminorar el estrés y el dolor de los pacientes.