Gracias a la riqueza de sus minas de plata, Zacatecas se convirtió en la última gran ciudad al norte del virreinato de la Nueva España. Pero además de ser un importante centro económico y comercial, también atrajo a numerosos sacerdotes, frailes y monjes listos para evangelizar los extensos territorios norteños. Con esto en mente, los jesuitas establecieron el Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe de los Zacatecas en 1707. Tras funcionar como centro de enseñanza por más de 150 años, fue expropiado por el gobierno. El complejo funcionó como cuartel, escuela de artes y oficios, asilo, orfanato, vecindad y hasta como establo, pero finalmente fue recuperado y reabrió sus puertas como el Museo Regional de Zacatecas. Visitarlo es una oportunidad para aprender sobre el interesante pasado virreinal de esta región; tras haber visto arte moderno y popular en los otros museos, aquí pueden admirarse varias obras maestras hechas por algunos de los pintores más famosos de la época colonial en nuestro país, como Cristóbal de Villalpando, Juan Correa y Miguel Cabrera.
De esta manera, los museos zacatecanos bien podrían justificar una visita por sí mismos. Pero si además los Picassos, las máscaras tradicionales, el arte abstracto y las pinturas virreinales se encuentran en edificios construidos con cantera rosa, en una de las ciudades más hermosas de México, entonces no hay razón para no organizar un viaje para conocerlos.