Permiso para aterrizar

Chihuahua

Memoria viva de la Revolución

Por: Mariana Anzorena Lozoya
Fotos: Mariana Mijares y Cortesía Los Angeles Tourism & Convention Board

Viñedos, desierto y museos. En equilibrio entre una gran urbe y una ciudad pequeña, Chihuahua es el destino ideal para combinar historia y nuevas tendencias.

La capital del “estado grande” conjuga una importante oferta gastronómica y cultural, propia de una ciudad moderna, con la ventaja de seguir siendo pequeña y llena de historia.

Su fundación data de 1709 y fue impulsada por el auge minero. Chihuahua es una capital digna de disfrutar y entender desde su cultura de desierto y mestizaje. De origen diverso pero con importante presencia chichimeca y vasca, sus habitantes se distinguen por ser gente “valiente, noble y leal”, como dice el famoso “Corrido de Chihuahua”. 

Se puede pasar la tarde, o el fin de semana, en alguno de los crecientes viñedos que la circundan. Una experiencia obligada es disfrutar de uno de los famosos atardeceres del desierto (desde el mirador del Cerro El Coronel) y sumergirse en la historia visitando el Museo Histórico de la Revolución y el Palacio de Gobierno.

Sotol, uvas, manzanas, queso y carne. Visitar Chihuahua capital es llenarse de sabores, de los tintes de sus puestas de sol, de la modernidad del Distrito Uno y de la historia de la Revolución mexicana.

Comer en Chihuahua es delicioso

Chihuahua tiene las más deliciosas manzanas de México y además es el principal productor nacional. Vale la pena probar esta fruta y degustar las botanas de manzana deshidratada (con o sin chile) y el jugo que se elabora en la región.

Pero la delicia máxima es comer carne asada acompañada de chile pasado. Esta carne proviene del ganado de primera calidad, criado en las pasturas del clima extremo de la región. El chile pasado es verde, tipo poblano, guisado hasta “pasarse”, término que le da una exquisita textura que se deshace en el paladar. Debe acompañarse con una quesadilla, enorme y deliciosa, de tortilla de harina de trigo o de maíz.

Aunque la fama de las tortillas de harina del norte de México es totalmente merecida, el maíz chihuahuense es también una delicia: existen al menos seis tipos de grano y su sabor es excepcional. Por eso, en Chihuahua los tamales son únicos y el maíz también se bebe. Debe probarse un buen atole de pinole, un champurrado calientito o el tradicional tesgüino (bebida ceremonial, con contenido alcohólico, elaborada a partir del fermento de maíz).

Asado chihuahuense.

Las carnes asadas del Estado Grande protagonizan las mesas de casas y restaurantes por igual, siempre acompañadas de chile pasado, quesadillas y, por supuesto, de una cheve bien fría. Crédito: Camilo Christen.

Mención aparte tienen sus quesos… ¡Claro, nos referimos al queso Chihuahua! Y es que con las magníficas vacas lecheras y el conocimiento de los menonitas originarios de los Países Bajos (de ancestral tradición quesera) se puede elegir el queso perfecto para botanear, comer en quesadilla o derretir sobre una tortilla puesta en el asador.

 

Lácteos de primera.

Visitar Chihuahua es adentrarse en su tradición ganadera que, sumada a las influencias de la cultura holandesa y menonita, han dado lugar a quesos reconocidos en todo el mundo. Crédito: Camilo Christen.

Historia viva

Las paredes están llenas de afiches e imágenes que te transportan a los tiempos de la Revolución. Un trío norteño entona corridos. En la barra central, un hombre apura un caballito de sotol y desgarra tiras de carne seca que sirven de suculenta botana. La Antigua Paz es una suerte de máquina del tiempo y también es una cantina ubicada en el centro de la capital.

A unos pasos del parque Lerdo, este tradicional lugar sirve de punto previo o posterior para visitar la Quinta Gameros (actualmente el centro cultural de la Universidad Autónoma de Chihuahua), gran ejemplo de lo que fuera la riqueza de unos cuantos en los tiempos de Porfirio Díaz.

Muy cerca está también la Catedral Metropolitana y la Plaza de Armas. De amplias naves centrales, el principal templo es la edificación barroca más importante del norte del país, la cual comenzó a construirse en 1725. La Plaza de Armas se ubica en lo que fueran los jardines del Colegio de Jesuitas (hoy Palacio de Gobierno) y tiene en su centro un Monumento a los Héroes de la Independencia.

Interesantes y envolventes son también las visitas al Palacio de Gobierno y el Museo Histórico de la Revolución (también conocido como la casa del general Pancho Villa). Un Ford modelo 1923 luce numerosos orificios provocados por las balas que terminaron con la vida del caudillo. Este coche está en exhibición en la casa que compartiera con Luz Corral, una de sus esposas. Pueden observarse también objetos personales de la pareja, hermosos muebles de época y muchos documentos de la Revolución.

Una flama eterna ilumina el Altar de la Patria en el Palacio de Gobierno. Este sitio resulta emblemático para los comienzos de la guerra de Independencia, pues allí, en 1811, fue fusilado el padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla. Además, la sede actual del gobierno estatal hace un recorrido por la historia chihuahuense a través de los murales, pintados por Aarón Piña Mora, que decoran los cuatro flancos del recinto.

Patrimonio vivo.

La capital de Chihuahua está llena de tesoros arquitectónicos de distintas épocas. La Catedral Metropolitana es el punto de partida para descubrirlos y adentrarse en sus personajes legendarios. Crédito: Camilo Christen.

Una escapada a las vides

Chihuahua, ¡¿zona de vinos?! Sí, y tenemos que acostumbrarnos, porque la vitivinicultura del estado grande va en franco crecimiento. En cualquier caso, no debería ser tan sorpresivo, ya que parte de la región donde se cultiva vid tiene latitud y altitud similares a las de Ensenada, corazón mexicano del vino.

Quizá el viñedo de más renombre sea Encinillas, a 80 kilómetros de la capital, que ofrece diversas etiquetas de acuerdo con las siete variedades de uva que cultivan. Esta hacienda todavía no ha abierto sus puertas al turismo, pero sus vinos sí pueden encontrarse en diversos puntos de venta de Chihuahua y todo México. 

Distinto es el caso de los viñedos, más bien familiares, de El Molino de Don Tomás (a 55 kilómetros de la capital) y Ciénega de Castilla (a 93 kilómetros de Chihuahua y 16 kilómetros de Ciudad Cuauhtémoc). Estos dos pequeños viñedos ofrecen alojamiento para pasar un fin de semana romántico, con la familia o de fiesta con los amigos. 

En Ciénega de Castilla es posible hacer una cata de la mano de una enóloga miembro de la familia que ha desarrollado este viñedo. El Molino de Don Tomás es un lugar trendy e ideal para una comida de fin de semana con los amigos. Su restaurante con terraza es espectacular; sabedores de que sus uvas están en desarrollo, sus dueños han optado por comercializar La Santa Chavela, una bebida embotellada, suave y dulce, elaborada con uva blanca y mezclada con sabores que asemejan el mojito y la sangría, entre otros.

Museo Histórico de la Revolución.

Instalado en la antigua casa de Pancho Villa, resguarda piezas, como este Ford 1923, que te contarán capítulos apasionantes de la Revolución mexicana. Crédito: Camilo Christen.

El Distrito UNO, nuevas tendencias del norte

Hoteles, restaurantes, oficinas de grandes empresas, cafés, antros… A lo lejos, el Distrito Uno destaca por ser la única zona con edificios altos y modernos. Chihuahua en general es una ciudad baja, y eso es parte de su encanto. Centenares de construcciones de uno o dos pisos que, debajo de la capa de yeso y pintura, aún conservan la técnica ancestral del adobe térmico.

El Distrito Uno, sin embargo, es un oasis de modernidad. Edificios de dos o tres decenas de pisos (plateados, grisáceos y destellantes) recuerdan zonas comerciales de ciudades estadounidenses y también el lujoso barrio de Santa Fe en la Ciudad de México. En este lugar es posible comer en algún restaurante de moda, con cocina de fusión y propuesta de chef, para luego terminar la noche con tragos elaborados en Dos Aguas, uno de los bares de moda.

Palacio de Gobierno.

Construido sobre el antiguo Colegio de los Jesuitas, este hermoso edificio de estilo ecléctico ha sido testigo de legendarios episodios de la historia de México. Podrás descubrirlos en los impresionantes murales de Aarón Piña. Crédito: Camilo Christen.

Ya sea que disfrutes los destilados fuertes, como el sotol, los fermentos probióticos, como el tesgüino, los vinos de suelos mexicanos o un calientito atole de pinole para pasar el frío, Chihuahua te está esperando.

Con personajes, museos y recintos que cambiaron el destino de nuestro país, el Estado Grande es memoria viva de la Revolución mexicana y a la vez una ciudad con oferta cultural contemporánea. ¡Chihuahua es el destino del norte que tienes que conocer!

Vuela a Chihuahua

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