Siembra Tortillería, en la colonia Polanco de la Ciudad de México, trabaja con la cooperativa La Colmena de Hueyotlipan, Tlaxcala, y con productores de Ixtenco o Texoloc. Aunque se encuentran en un barrio de alto poder adquisitivo, sus dueños, Karina Mejía e Israel Montero, ofrecen precios justos.
Un caso similar es el de Xóchitl Valdés y Selena Cárdenas, quienes luego de trabajar para prestigiosos restaurantes, fundaron en Mérida Pancho Maíz, un restaurante enfocado en maíces de la península de Yucatán. Poco a poco, han logrado que los comensales reconozcan la diferencia entre una tortilla transgénica y una de calidad. Y en aras de que cada parte de la cadena obtenga beneficios equitativos, pagan a los productores de 15 a 20% más por kilo. Al inicio de su proyecto, Xóchitl y Selena enfrentaron barreras culturales, de género y de edad en las comunidades agricultoras; sin embargo, en la actualidad conviven en la milpa y beben pozol con las familias mayas que les abrieron las puertas.